Alexis Tsipras sería el primer jefe de gobierno europeo que se rebela contra la política de ajuste.

Grecia dio este domingo por primera vez un golpe contra el muro de la política económica de ajustes y subió al poder al partido de izquierda radical Syriza, liderado por un hombre carismático de 40 años, Alexis Tsipras, que se convertirá en el primer jefe de gobierno en Europa que rechaza claramente el plan de austeridad de la Unión Europea.


Hasta la noche de este domingo, a Syriza le faltaba un diputado para obtener la mayoría parlamentaria, con el 82 por ciento de votos. En segundo lugar quedó el gobernante Nueva Democracia y en tercer lugar, el partido nazi Amanecer Dorado.

 

 

Tsipras clamó este domingo ante una multitud que el ajuste "es historia, nuestro país y nuestra gente recobrarán la dignidad y la esperanza". Después de agradecer el apoyo de otros partidos europeos de izquierda, Tsipras dijo que la victoria de Syriza "es la victoria contra la austeridad de todas las naciones de Europa".

 

El próximo premier heleno aseguró que está preparado "para negociar con los acreedores una solución aceptable y justa para todos para que Grecia salga del círculo de la deuda".

 

Bruselas y Berlín habían hecho campaña por el gobernante Antonis Samaras. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dijo hace menos de un mes que no quería ver experimentos ni "caras extrañas". Berlín filtró un documento en el que asegura que la eurozona podría resistir sin contagio la salida de Grecia del euro. La campaña de miedo falló, pero Europa es pragmática y negociará con Tsipras. 

 

En una breve rueda de prensa, Samaras dijo que "los griegos han hablado y respetamos", al reconocer su derrota. "Dejo un país que está saliendo de la crisis y es miembro de la Unión Europea y de la zona euro. Por el bien de este país, espero que el próximo gobierno mantenga estos logros", subrayó Samaras, líder del partido conservador Nueva Democracia. 

 

 

Pero el ambiente por los lados europeos no es el más optimista. El primer ministro británico, David Cameron, alertó de los riesgos económicos para Europa tras la victoria del partido antiausteridad Syriza. "La elección griega aumentará la incertidumbre en Europa", aseguró.

 

Por su parte, el presidente francés, François Hollande, felicitó a Tsipras y se comprometió a trabajar conjuntamente para apoyar el crecimiento y la estabilidad en la zona euro.

 

En España, el líder del nuevo partido español Podemos, Pablo Iglesias, afirmó que la victoria "clara" de Syriza demuestra que "las políticas de austeridad provocan un enorme dolor social" y son "ineficaces", y felicitó a Tsipras porque –dijo– al fin los griegos tendrán "un presidente de verdad, no un delegado" de la canciller alemana, Ángela Merkel.

 

El diario alemán Die Zeit dijo anoche que las negociaciones entre Berlín, la Comisión Europea y Syriza habían empezado hace semanas. Una fuente del Gobierno alemán decía: "Nos vamos a entender, nos interesa a todos".

 

En Atenas, en la sede de Syriza, fuentes de la izquierda francesa estaban exultantes. En Francia no hay una Syriza y su izquierda está dividida, pero ven en el triunfo de sus colegas un paso contundente.

 

Efecto

 

Marisa Matias, eurodiputada del Bloco de Esquerda (bloque de izquierda) portugués –que también tiene un programa y un discurso casi idénticos al de Syriza– se mostró emocionada.

 

Syriza, desde Grecia, puede ser un cambio de fondo en la política europea, porque aunque solo votaron los griegos, estas elecciones eran europeas, lo que se debatía era el modelo económico que se aplica en el sur del continente.

 

La victoria de Syriza es la derrota de la austeridad impuesta desde las capitales del norte a un país traumatizado por su caída en la pobreza en pocos años. Un país que, si en el 2012 tuvo miedo a lo desconocido y renovó el mandato a la coalición de centroderecha y centroizquierda, ahora a lo que tuvo miedo es a seguir igual.

 

Cifras difíciles

 

Grecia tiene 11 millones de habitantes y desde el 2009 perdió un millón de empleos, vio cerrar el 30 por ciento de sus empresas, los salarios cayeron 38 por ciento; las pensiones, 45 por ciento; el producto interno bruto, 25 por ciento; los ingresos de las familias, 30 por ciento. La mortalidad infantil aumentó 42,8 por ciento; la pobreza, 92,8 por ciento, y cada día hay dos suicidios originados directamente en la crisis.

 

Los datos ayudan a explicar el resultado electoral; pero, sobre todo, la calle. El trauma de una gente orgullosa que había perdido la autoestima, que se sentía humillada. Un alto cargo de Syriza decía el viernes que se iba a acabar eso de recibir órdenes por e-mail de funcionarios europeos de segundo rango.

 

Este domingo, Alexis, un tabernero, decía que había votado por Syriza porque "ya está bien de Merkel, no quiero más humillaciones".

 

Tsipras se hace cargo de un país cuya economía difícilmente podrá sostenerse sin el paraguas europeo, pero intentará hacerlo rompiendo con el ajuste impuesto desde Berlín y Bruselas.

 

La tarea es gigantesca y las posibilidades de defraudar a los griegos son muy altas, pero Syriza es europeísta y sabe que sigue necesitando ayuda europea.

 

Su objetivo es cambiar las condiciones para que Grecia pueda levantar la cabeza. Los griegos le dieron un voto de confianza.

 El Tiempo